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Desafío de DamasArt [un texto para la imagen]
Llevo quince años vendiendo flores en Cabildo y Correa. He visto muchas cosas, incluso, he escuchado infinidad de historias -pero-ninguna-como-la-del-doctor-Raimúndez-. Vivía en el edificio de cuatro plantas -justo arriba de la veterinaria Dr. Pablo- sobre Correa, en el 3º B. Pasaba todas las mañanas -como un reloj- a las ocho y treinta, pulcro, con el cabello lustroso por la gomina, traje oscuro de corte clásico, zapatos con brillo casi de nácar y con su antiguo maletín de médico rural -confeccionado a mano- de cuero, perfectamente conservado. Una vez me contó que era herencia de su abuelo. Hombre joven, de unos cuarenta y siete, lo curioso, era que siempre hablara del pasado, menos, cuando encargaba el enorme ramo de rosas rosadas -todas las semanas- para su esposa. Nunca la vi, hasta esta mañana… Raimúndez murió de un infarto en la escalera y nadie contestó en su domicilio a la llamada. Más tarde vino la policía y ahí sí, conocí a Miranda. Se la llevaron entre algunas otras pocas pertenencias, ya estaba desinflada.
4 comentarios:
Como un buen corto de cine. Uno puede ver cada detalle, imaginar la atmósfera, el aspecto del personaje, y luego...ah, la sorpresa que da el giro cómico dramático. Como siempre, técnica perfecta la tuya, Danik.
jajajaaaa muñequitas esas...
Nadie dijo que en el por siempre jamás no pudiese formar parte el plástico, jeje
Que bueno. :D
Abrazoss
jajaj Claro Sinu querido. Cada quien es feliz como quiere. Pero no levantemos la perdiz, que El Estado querrá salvarse de pensiones por viudez jaja
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