Cuando solo deseaba acostarme en tu mirada, me escapaba de la siesta a masticar macachines, para que me vieras. ¡Tenía tanto miedo de enredarme en tus pestañas y que se destejiera para siempre el mohair de tu silueta... mamá!
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1 comentario:
Oohh, unas palabras impregnadas de ternura. Si es que no hay nada más grande en el mundo que nuestra mamá.
Un besito
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