La camarera del restaurante vietnamita se acerca y nos ofrece un
cóctel de color verde claro —La casa invita —dice con una sonrisa
seductora. Sin preguntar que es, bebo. La joven espera con los brazos
detrás. La observo. Piel tersa y clara, cabello castaño recogido, ojos
color almendra y labios carnosos.
"Lo haría con ella" —pienso—
—¿Qué tal? —Pregunta sonriente— Vodka con maracuyá y ralladura de jengibre —agrega con un guiño.
Me pongo de pie y decido marcharme. Esta vez para siempre, Peter Pan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario