
Hubiera sido terrible tener que dar explicaciones esa noche. Habíamos quedado en ir al cine, pero él, además, tenía preparada una cena íntima para sorprenderme. Inventé un dolor de muelas y pedí un taxi. No podía desilusionarle, llevaba cuatro sujetadores Wonderbra.
2 comentarios:
jejeje, es lo que tienen estos inventos del demonio¡¡ :)
Abrazoss
Ayudan solo un ratito jaja
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